Un día, no muy lejano a este, me encontraba esperando el metro para dirigirme a mi casa después de un duro día de trabajo, el calor que se encerraba en ese lugar hacía que las personas transpiraran demasiado, proporcionando al incomodo lugar un aroma nauseabundo, ya molesto por el retraso del transporte, me recargue en una pared con los brazos cruzados, en ese momento, un hombre de avanzada edad, el cual estaba cerca de mi, se acerco a aun mas y me compartió su indignación por el suceso presente -ya se ha tardado mucho, ¿verdad?- sacudió la cabeza mientras lo decía, -si, ha esta hora siempre hay mucha gente, y es posible que que al estar muy